En teoría de la información, la redundancia es una propiedad
de los mensajes, consistente en tener partes predictibles a partir del resto
del mensaje y que por tanto en sí mismo no aportan nueva información o
"repiten" parte de la información.
En numerosas aplicaciones, así como en las lenguas naturales
la redundancia es una estrategia ampliamente usada para evitar malentendidos o
errores de decodificación. Descriptivamente, la redundancia constituye factor
comunicativo estratégico que consiste en intensificar, subrayar y repetir la
información contenida en el mensaje a fin de que el factor de la comunicación
ruido no provoque una pérdida fundamental de información. También tiene como
significado exceso.
EJEMPLO:
El pleonasmo es un tipo de redundancia, consistente en la
repetición de elementos léxicos aparentemente innecesarios en una oración.
Algunos ejemplos de pleonasmo podrían ser:
a. "Sube arriba".
b. "Baja abajo".
c. "Salir a fuera".
d. "Entrar adentro".
Aunque en muchos contextos las oraciones anteriores son
pleonásticas o redundantes, debe tenerse en cuenta que existen motivaciones
para remarcar pleonásticamente el significado. Por ejemplo si bien la oración
(a) referida a movimiento real es ya que "siempre se sube hacia
arriba", debe tenerse presente que existen expresiones como sube la
tensión, suben los precios, ... que no implican movimiento real de ningún
objeto (y algo similar sucede con (b)). En cuanto a (c) si bien parece que
siempre se "sale hacia afuera" existen expresiones metafóricas como
salir adelante, salir airoso, salir sonrojado que no implican realmente
movimiento. Tal vez el intento de distinguir los significados literales de los
metafóricos es lo que ha lleva a algunos hablantes a introducir pleonasmos.
Algunos ejemplos típicos de pleonasmo son:
Lo vi con mis propios ojos.
¡Métete adentro!
Te vuelvo a repetir.
Cállate la boca.
Cómete la comida.
Sube para arriba.
En algunos casos el pleonasmo tiene valor expresivo y se
utiliza como recurso estilístico, como sucede en estos ejemplos, tomados de
sendos romances tradicionales:
Allí arriba en aquel cerro
hay un lindo naranjel
que lo cría un pobre ciego,
pobre ciego que no ve.
(Romance de la huida a Egipto)
Te echaré cordón de seda
para que subas arriba;
si la seda no alcanzare,
mis trenzas añadiría.
(Romance del enamorado y la muerte)
Sin embargo, en la mayoría de las ocasiones el uso del
pleonasmo es involuntario y en algunos casos sugiere poca habilidad lingüística
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